Cada vez somos todos más conscientes de que nuestra alimentación es un pilar básico para nuestro estado de salud, el problema es que muchos son conscientes y siguen llevando una dieta que tal vez no sería la idónea, al menos no en su caso. Y es que hay muchos tipos de personas hoy en día, algunos que llevan este tema hasta el extremo, y otros a los que les da lo mismo tomarse una cerveza de cinco y tres donuts de regalo dependiendo de las apetencias.
En mi opinión, los extremos nunca fueron buenos y ni se puede pensar que podemos hacer lo que nos dé la gana alimentándonos de lo que mi madre llamaba “gorrinerías” cuando yo era pequeña, ni deberíamos ser tan estrictos como para llevarnos las manos a la cabeza si en un cumpleaños nos da por tomarnos una cocacola y yo, a día de hoy, he visto ambos casos.
Recuerdo una vez en la que celebrábamos el cumpleaños de una amiga en una barbacoa algo improvisada cuando la novia de un amigo de toda la vida nos indicó, amablemente, que ella solo comería un poco de carne a la brasa y nada más. A partir de ahí, se desencadenó toda una conversación que duró más de lo que me hubiera gustado, al menos a mí, y que acabó dejando en evidencia a más de uno. Esta chica, que lleva una dieta muy saludable y muy estricta, nos dijo que no tomaba nada de azúcar, ni nada procesado, ni bollería casera (mucho menos industrial) y hasta ahí pude entender que era una persona sana a la que le gustaba cuidarse, el problema del extremismo (o lo que para mí es un problema) llegó cuando nos dijo también que tampoco tomaba nada en lata ni en conserva y llegados a este punto solo podía comer, de nuestra mesa, la carne a la brasa porque el resto del menú que habíamos preparado consistía en una ensalada murciana que habíamos preparado con tomate natural a trozos (de lata), atún (de lata), aceitunas (de lata), huevo duro (este no era de lata pero como no sabía la procedencia tampoco lo quería probar) y cebolla.
Puede que parezca escaso pero en realidad no lo es tanto: un buen trozo de carne a la brasa con una buena ensañada murciana de platos principales y, para picar, llevamos espárragos blancos (de lata), patatas de bolsa de toda la vida, frutos secos (fritos y salados que ella no come, solo toma naturales) y postre: helados (que tampoco probó por el azúcar).
Luego, por la tarde, cuando el hielo de las neveras estaba ya medio derretido y el agua se había calentado, la dueña de la casa de campo donde estábamos haciendo la barbacoa sacó unas cocacolas que tenía en la nevera para refrescarnos y esta chica, como tenía sed, hacía calor, y no había nada más donde recurrir, acabó bebiendo un par de sorbos de la cocacola de su novio. Hasta ahí todo bien, ¿verdad? El problema es que luego se pasó el resto de la velada sintiéndose culpable por la cantidad de “mierda y azúcar” que acababa de ingerir.
Todo esto provocó que la conversación derivase en lo mucho que “nos estaba comiendo la cabeza todo el día”, de buenos modos por supuesto, y ella muy disgustada empezó a hablarnos de todo lo que se le ocurría, desde las alergias hasta las intolerancias o los riesgos de comer inadecuadamente. Por eso, y ante la falta de información que veo en muchos jóvenes de hoy en día, soy yo la que me he informado y la que ha decidido traeros algo de luz al respecto.
Diferencia entre alergia e intolerancia
De entrada, es muy importante dejar claro que en las alergias existe una reacción del sistema inmunitario, mientras que en las intolerancias, el sistema inmunitario no juega ningún papel, sino que se trata de un problema metabólico y digestivo.
Las alergias alimentarias se producen porqué nuestro sistema inmunitario percibe que una sustancia, en principio inofensiva para nuestro organismo, es nociva, y en consecuencia, actúa de manera desproporcionada, provocando una serie de síntomas. Por el contrario, una intolerancia alimentaria es una reacción del sistema digestivo ante un alimento u otra sustancia, debido a un déficit enzimal del organismo que impide metabolizarlo correctamente.
Para saber si somos alérgicos a algo basta con realizar una prueba cutánea en brazo o espalda que todos los alergólogos realizan a sus pacientes para conocer con cierta certeza el alimento al que son alérgicos.
Para saber si somos intolerantes a un alimento podemos realizarnos este tipo de test de intolerancia alimentaria en Barcelona que suelen realizar algunas farmacias especializadas.
Además, para conocer a fondo nuestra microbiota inestinal, que es la base de nuestro intestino, y conseguir así crearnos una dieta personalizada y adaptada a nuestras necesidades, basta con realizar este tipo de análisis de la microbiota intestinal, que suelen realizar los nutricionistas expertos.
Cuidado con los superalimentos
Esta chica, joven promesa del nutricionismo extremo (como yo la he apodado), también nos habló de los superalimentos que, según sus palabras, son productos naturales que el planeta nos regala para suplir las carencias que podamos tener en nuestro organismo. La chica nos habló de las bajas de Goyi, la quinoa, la maca, la espirulina y las semillas de chía (que yo recuerde) y tras hablar con algunos expertos tengo mi conclusión. Los superalimentos existen pero están más al alcance de nuestra mano de lo que parece y no son los que esta joven nos decía, sino otros más mundanos como el aceite de oliva virgen extra, las legumbres, el brócoli, las naranjas, las nueces, las sardinas o la miel entre otros.
Por ejemplo, esta jalea real ecológica, que es una sustancia segregada por las glándulas hipofaríngeas de la cabeza de las abejas obreras jóvenes y que se consume también como la miel, está compuesta en un 60% de agua y un 40% de azúcares pero su verdadero interés radica en que contiene muchísima cantidad de vitaminas B1 y B5, antibióticos naturales, aminoácidos, hierro, calcio, potasio y manganeso, y esta combinación es lo que la convierte en un superalimento como lo es su hermana pequeña, la miel.
Propiedades de la jalea real:
- Aumenta el apetito.
- Aporta energía reduciendo la sensación de fatiga.
- Mejora los síntomas de la depresión.
- Mejora los síntomas de la esclerosis múltiple,
- Mejora los síntomas el alzhéimer.
- Previene infecciones.
- Mejora el estado de salud de la piel.
- Reduce la fatiga intelectual y mejora el estado de ánimo.
- Potencia la longevidad de nuestras células.
- Previene la osteoporosis causada por la menopausia.
- etc.
Y del mismo modo, el AOVE tiene otros beneficios para nuestro organismo y las sardinas otro. Por todo esto, lo de los superalimentos es un concepto que me da risa, ya que si tu dieta es equilibrada y nutritiva, ya estarás consumiendo grandes superalimentos que te harán llevar una dieta saludable.
Conclusión
Ahora bien, ¿a qué conclusión llego yo ahora después de tener la información sobre la mesa? Pues es bien sencilla, todo lo procesado no es malo, para nada, lo que sí es dañino para nuestro organismo es todo lo ultraprocesado entre lo que se incluye, evidentemente, la famosa cocacola o la bollería industrial. Quitarse el azúcar es sano, pero tampoco pasa nada si un día tomas azúcar (a no ser que seas diabético, maticemos) y todos esos bulos que hay en internet sobre quitarse ciertos alimentos o productos como los lácteos o el gluten sin hablar antes con un experto deberían desecharse inmediatamente.
La red es muy peligrosa y a veces desinforma más que informa o, dicho de otro modo, nos miente deliberadamente para conseguir unos objetivos. El problema, como siempre, está en quien se cree todo lo que lee sin verificar antes o contrastar esa información.