Suelo de madera; cómo cuidarlo correctamente.

El suelo de nuestro hogar cumple una función muy importante que influye en nuestro día a día: nos permite desplazarnos de una estancia a otra de nuestra casa con total libertad. Mientras nos desplazamos, podemos encontrarnos en distintas situaciones (comiendo, por ejemplo) y además andamos con diferentes tipos de calzado (con tacones, con botas e incluso descalzos) y por supuesto, limpiamos.

Esto no es un problema en sí mismo ya que el suelo, al igual que el techo y las paredes de una casa, debe estar preparado para sujetar el piso correctamente y aguantar las funciones rutinarias de los inquilinos del hogar. Sin embargo, hay algunos materiales como la madera que requieren un tratamiento especial si queremos que nos duren bastante tiempo.

Por ello, en este artículo vamos a abordar el tema y, además, aprenderemos a sacarle el máximo partido a este bonito y estético tipo de suelo evitando que se dañe.

Tipos de suelo de madera.

Aunque la madera sea un solo material en sí mismo, existen varios tipos de suelos de madera, cada uno con características únicas de apariencia, durabilidad y mantenimiento.

Es importante saber distinguir cuál es el que tenemos en casa o cuál es el que queremos instalar para así saber cómo cuidarlo correctamente:

  1. Suelo de madera maciza:

La madera maciza es la opción más tradicional y duradera, y su instalación es sencilla, ya que se realiza a partir de simples tablones de madera.

El gran enemigo del suelo de madera maciza es la humedad, la cual también puede ser extremadamente perjudicial para cualquier rincón de nuestro hogar (y nuestra salud). La humedad afecta a la madera hinchándola, creando grietas, separaciones y favoreciendo la aparición de moho ¡un horror!

Por este mismo motivo no olvides cuidar tu suelo debidamente con los consejos que te daremos más adelante.

  1. Suelo de madera de ingeniería.

Este tipo de suelo está compuesto por capas de madera superpuestas y pegadas.

Al tener más capas, son más consistentes y estables que la madera maciza y por supuesto, son menos susceptibles a sufrir cambios a la humedad. Suele ser más barato que el suelo de madera macizo y además su instalación es más adecuada para zonas donde le temperatura puede variar más drásticamente, como los sótanos.

  1. Suelo de bambú.

El suelo de bambú no está compuesto técnicamente de madera, pero comparte muchas similitudes con la madera respecto a su apariencia y a sus propiedades físicas.

Es considerada una opción más sostenible que el suelo de madera porque el bambú es una planta de crecimiento rápido y por lo tanto su cultivo puede ser más sostenible en comparación con la tala de árboles de madera dura.

Asimismo, este tipo de suelo es mucho más resistente.

  1. Suelo laminado.

El suelo laminado no está compuesto por madera en ningún sentido, ya que no es madera real, sino una imagen fotográfica de madera impresa sobre una capa de fibra de alta densidad.

Claramente es una imitación de la madera para hacer ver que tenemos un suelo de madera.

Aunque nos suene mal pensar en una imitación y lo interpretemos como un “quiero y no puedo”, el suelo laminado ofrece muchas ventajas respecto al suelo de madera, ¡y visualmente el resultado es el mismo!

Como imaginarás, es mucho más barato y también es mucho más resistente a manchas y arañazos, aunque no puede ser lijado y renovado como la madera maciza.

  1. Suelo de parqué.

El parqué está compuesto por pequeños bloques de madera dispuestos en patrones geométricos. Es un tipo de suelo bastante caro en comparación con otras opciones, ya que instalarlo puede costar de 9 a 10€ el metro cuadrado.

Este suelo puede ser madera maciza o de ingeniería. Suele gustarle mucho a la gente ya que este suelo es muy elegante y también es duradero y resistente.

¿Cómo podemos cuidar estos suelos?

Una vez hayamos decidido el tipo de suelo que queremos instalar en torno a nuestras preferencias y nuestro presupuesto, es importante que sepamos cómo cuidarlo.

Y es que, tal y como afirman los profesionales de Pinturas Decolor S.L. en sus recomendaciones técnicas sobre madera, cuidar un suelo de madera adecuadamente ayuda a mantener su belleza y durabilidad a lo largo del tiempo.

A continuación, te damos algunos consejos generales para el cuidado de los suelos de madera:

  • Límpialo adecuadamente y de forma regular.

Barre o aspira regularmente para eliminar el polvo y la suciedad que pueden rayar la superficie.

Escurre bien la fregona o usa una mopa ligeramente húmeda para limpiar el suelo, ya que como hemos mencionado el exceso de agua puede dar lugar a humedad y ésta no es nada buena para el suelo de madera.

  • Evita los arañazos en el suelo siempre que puedas.

Puedes colocar alfombras en las entradas para reducir la cantidad de polvo que puede entrar en la casa. Asimismo, también puedes usar protectores de muebles en las patas de sillas y mesas para prevenir arañazos.

Otro factor que contribuye a arañazos es nuestro calzado, por lo que te recomendamos no caminar con tacón alto o puntiagudo para cuidar del suelo.

  • Controla la humedad en casa.

La humedad es un factor clave para el cuidado del hogar. Si te preocupa que la humedad afecte a tu hogar, puedes usar un deshumidificador o un detector de humedad para conocer el estado de la casa y mantener un nivel adecuado de humedad.

  • Usa productos de limpieza adecuados.

La madera es un material diferente, por lo que debes usar productos de limpieza específicos para su cuidado. Te aconsejamos evitar productos fabricados a base de vinagre, ya que pueden dañar el suelo.

De igual forma existen productos específicos para tratar la madera y puedes usarlos en tu casa sin problemas.

  • Protégelo contra el sol.

El sol también puede dañar tu suelo de madera. Por ello, opta por usar cortinas o persianas que protejan el suelo de la exposición directa al sol, ya que esto puede causar decoloración con el tiempo.

  • Realiza un mantenimiento adecuado.

Este tipo de suelo requiere un mantenimiento específico y distinto a otros suelos (sobre todo en el caso del parqué o la madera maciza) por lo que te recomendamos usar productos de mantenimiento, como aceites o ceras específicos, o realizar inspecciones anuales de la mano de un profesional.

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