Muchos de los políticos que lideraron la Transición española a la democracia en los años 70 solían hacer suyo ese comentario tan popular que decía que “a este país no lo va a conocer ni la madre que lo parió”. Aunque para algunas cosas y pensamientos todavía no hemos transformado este país de la manera en la que deberíamos haberlo hecho, lo cierto es que España ha cambiado en algunas cosas y que está en pleno proceso para cambiar otras. Y es que, aunque la transformación de España es una realidad, no podemos quedarnos pararnos en este sentido.
El cambio ha sido posible gracias al empuje de una gran cantidad de sectores sociales. No cabe duda de que uno de los más importantes ha sido el de la Universidad, que ha jugado un papel crucial en la transformación española y que ha hecho posible que la mentalidad de nuestros jóvenes se haya tornado en más abierta y tolerante con todo aquello que no conoce y que ahora respeta. Nuestro país sabía que uno de los motores de su futuro pasaba por apostar por la educación superior y ese fue el motivo por el cual se desarrolló todo lo que tiene que ver con la Universidad.
Pero ese modelo ha sido puesto en cuestión en los últimos tiempos. Existe mucha gente que se pregunta si es demasiado el número de estudiantes universitarios que tiene un país como el nuestro. El portal web Universia aseguró en un artículo que el número de estudiantes de este tipo que tenía España en el año 2007 era de 1.200.000, una cifra que en la actualidad no es tan grande debido a que la subida de las tasas universitarias ha echado para atrás a mucha gente que no podía permitirse pagar tal burrada de dinero.
Y es que la educación universitaria es algo que hay que tener preparado con chequera. Son muchas las personas que, a causa de querer labrarse un interesante futuro profesional, tienen que marcharse de su lugar de origen para instalarse en ciudades como Madrid o Barcelona. Pagar las tasas de las que acabamos de hablar y cuestiones básicas como lo es, sin ir más lejos, un alojamiento, pueden suponer grandes perjuicios para una economía familiar media en nuestro país. Y parece que algunos todavía se niegan a reconocerlo.
El alto precio del alquiler en Madrid, por ejemplo, está imposibilitando que muchos jóvenes universitarios accedan a una educación superior que les permita afrontar su futuro profesional con una mayor garantía de éxito. Según los profesionales de la Institución del Divino Maestro, este es el principal motivo por el cual la gente está dejando de alquilar pisos en Madrid y se está decantando por reservar una habitación en una residencia universitaria. Parece ser que esta es la única solución para tener acceso a una educación digna.
Un número de estudiantes que no es tan elevado
Quienes defienden que hay que reducir el número de plazas universitarias en España están encantados con lo que acabamos de comentar. Sin embargo, hay que añadir que es imprescindible garantizar un acceso a la educación superior que sea igual para todos y todas. De lo contrario, los avances sociales que hemos conseguido en los últimos 40 años se convertirán, más pronto que tarde, en papel mojado. Y no es buen momento para que la sociedad tome esos derroteros.
El portal web Hipertextual publicó una noticia en la que hacía referencia a que ese alto número de estudiantes universitarios españoles del que tantos y tantas se quejan es un mito y que España es el único país de su entorno que ha recortado en ciencia desde hace una década. Es evidente que son necesarias un montón de reformas en la Universidad, pero desde luego ninguna de ellas pasa por reducir el número de estudiantes que a ella tienen acceso. Lo contrario es un suicidio en toda regla.
El futuro de un país se construye a través de la educación, y la educación española está siendo puesta a prueba desde hace mucho tiempo por parte incluso de nuestros propios gobiernos. Cada día es más habitual saber que alguien se ha marchado a otro país a estudiar puesto que en España el alto coste de las tasas o la escasa calidad de algunos centros mole permite despegar profesionalmente como le hubiera gustado. Eso es una lástima y algo que hay que cambiar a la mayor brevedad posible.