Las piscinas más grandes del mundo en las que refrescarte este verano

En un mundo sobresaturado de turistas, cada vez más personas deciden escaparse durante sus vacaciones a los lugares más recónditos. Ya no vale solo con visitar una de las siete maravillas del mundo o recrear las fotografías que se realizan millones de turistas en los lugares más emblemáticos, sino que cada vez más turistas optan por visitar instalaciones totalmente inesperadas.

Este es el caso de aquellos que optan por un rato mayor: visitar las piscinas más grandes del mundo. Se trata de verdaderas obras de ingeniería que combinan lujo, tecnología y una escala impresionante. Y es que a lo largo de las últimas décadas, distintos países han competido por construir complejos acuáticos que no solo ofrecen espacios para nadar y relajarse, sino que también se convierten en atractivos turísticos por sí mismos. Estas gigantescas piscinas desafían las nociones tradicionales de lo que significa un lugar para nadar, y en muchos casos, se asemejan más a lagunas artificiales o a pequeñas porciones de mar controladas.

Una de las piscinas más emblemáticas y reconocidas a nivel mundial es la ubicada en el resort San Alfonso del Mar, en la ciudad chilena de Algarrobo. Esta piscina, que durante varios años ostentó el récord Guinness como la más grande del planeta, se extiende por más de un kilómetro de largo y ocupa una superficie de alrededor de ocho hectáreas. Su capacidad supera los 250 millones de litros de agua, extraída y filtrada directamente desde el océano Pacífico. El color turquesa del agua y la posibilidad de practicar deportes náuticos como el kayak o la vela la han convertido en un destino de lujo para turistas de todo el mundo. La piscina fue desarrollada por la empresa Crystal Lagoons, que se especializa en el diseño de lagunas artificiales a gran escala con sistemas de mantenimiento y purificación de bajo consumo energético.

Sin embargo, el título de la piscina más grande ha cambiado con los años. En Egipto, el complejo turístico CityStars Sharm El Sheikh alberga una laguna artificial aún más grande, que supera en tamaño a la de San Alfonso. Esta piscina se encuentra en pleno desierto del Sinaí, y fue creada con tecnología similar, con el objetivo de ofrecer una experiencia acuática en un entorno donde la escasez de agua es un factor crítico. A pesar del desafío ambiental que esto representa, la tecnología empleada busca minimizar el impacto mediante un sistema de recirculación y tratamiento de agua eficiente. El contraste entre el árido paisaje circundante y el azul cristalino de la piscina produce una imagen impactante que ha captado la atención de visitantes internacionales.

En Dubái, una ciudad famosa por su arquitectura deslumbrante y sus proyectos futuristas, también se encuentra una de las piscinas más grandes y sorprendentes: Deep Dive Dubai. Aunque no destaca por su extensión horizontal, sí lo hace por su profundidad. Esta piscina es actualmente la más profunda del mundo, con más de 60 metros de profundidad, lo que la convierte en un sitio ideal para entrenamientos de buceo profesional y exploración submarina en un entorno completamente controlado. El interior de la piscina está diseñado como una ciudad sumergida, con habitaciones, automóviles y pasajes que simulan un escenario urbano bajo el agua, ofreciendo una experiencia única tanto a buzos experimentados como a principiantes.

En Asia, y particularmente en Tailandia y Japón, también existen piscinas de enormes proporciones, muchas de ellas ubicadas en parques acuáticos que atraen a miles de visitantes durante todo el año. Aunque estas instalaciones pueden no ser tan extensas como las ya mencionadas, destacan por su capacidad de albergar a grandes cantidades de personas y por contar con infraestructuras complementarias como olas artificiales, ríos lentos y áreas temáticas que imitan entornos tropicales.

¿Y si tenemos una piscina en casa?

Aunque de menores dimensiones, hay quien puede permitirse bañarse en una piscina muchos días al año gracias a que en sus casas cuentan con una piscina. En ese caso, es fundamental realizar el mantenimiento oportuno para que se encuentre en óptimas condiciones. Esto es así porque un buen mantenimiento no solo garantiza que el agua luzca cristalina y sea segura para el baño, sino que también prolonga la vida útil de la estructura y del sistema de filtrado, tal y como aseguran los expertos de Rama Piscinas. La clave está en establecer una rutina regular y entender cómo funcionan los distintos componentes que intervienen en el equilibrio del agua.

El primer paso fundamental es controlar el nivel del pH, que debe mantenerse entre 7.2 y 7.6. Un pH equilibrado evita la irritación en la piel y ojos, y favorece la eficacia de los productos desinfectantes. Para ello, se recomienda utilizar tiras reactivas o kits de medición, y ajustar el valor usando reguladores específicos, disponibles en tiendas especializadas. Además del pH, es importante controlar la alcalinidad y la dureza del agua.

El cloro es el desinfectante más común y cumple la función de eliminar bacterias, algas y otros microorganismos. Puede aplicarse en pastillas, líquido o granulado, y debe usarse con la frecuencia adecuada para mantener un nivel seguro, normalmente entre 1 y 3 partes por millón. En climas cálidos o durante temporadas de uso intensivo, será necesario aumentar la frecuencia del tratamiento.

La filtración del agua es otro pilar esencial en el mantenimiento de la piscina. El sistema de filtrado debe funcionar varias horas al día, dependiendo del tamaño de la piscina, para remover impurezas físicas como hojas, insectos o polvo. Es recomendable limpiar los filtros con regularidad.

La limpieza manual también forma parte del cuidado. Usar una red y pasar el limpiafondos ayuda a conservar la piscina en condiciones óptimas. Y, por último, es importante realizar una revisión periódica del nivel de agua, evitando que quede por debajo de los skimmers, así como tapar la piscina cuando no se use, lo que reduce la evaporación y la suciedad.

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