El campo de la odontología ofrece cada vez mejores soluciones para mantener una excelente salud oral. No solo a nivel salud, la estética es también un factor preponderante en el sector. Contar con unos dientes sanos y bonitos es cada vez más fácil gracias a los diferentes tratamientos que ofrecen las clínicas odontológicas. Hablando con lo expertos del sector de HQ Tenerife, hemos conocido todos los detalles referentes a uno de los tratamientos más demandados por los pacientes y al que más recurren los mismos profesionales, para la reconstrucción de los dientes. Las incrustaciones dentales son en numerosas ocasiones, la mejor manera de salvar las piezas dentales.
Cuando un diente se deteriora, ya sea por una caries, un traumatismo o cualquier otra causa, es fundamental, reparar el daño lo antes posible para evitar mayores y peores consecuencias. Con el fin de evitar la perdida del diente, pueden llevarse a cabo diversos tratamientos, uno de los más factibles son las incrustaciones dentales.
Dentro del campo de la odontología, este es uno de los tratamientos de elección y a los que más se recurre por los beneficios que supone: permiten salvar una pieza dental deteriorada evitando que acabe fracturándose y haya que proceder a su extracción. Extraer una pieza dental, es hablar de otra serie de tratamientos, más invasivos, más costosos y en ocasiones, más complicados. Todo lo que sea evitar llegar a este punto, es bienvenido, tanto para el profesional como para el paciente.
El procedimiento es bastante sencillo en comparación con otros y, permite evitar problemas en el futuro. Aunque hay que tener en cuenta que en función de la gravedad de la lesión que presente el diente, en ocasiones la única solución posible es colocar un implante dental completo tras su extracción. Antes de llegar a ese extremo, hay que saber que se puede evitar si el problema se coge a tiempo.
Qué son las incrustaciones dentales y para quien está indicado el tratamiento
Algunos dentistas, afortunadamente, la mayoría, optan por las soluciones conservadoras. Es decir, prevenir males mayores y procurar en la medida de lo posible, conservar las piezas de la boca intactas o al menos, evitar su extracción. Perder un diente no es lo más conveniente. Lo mejor es conservar la dentición lo más completa posible y en el mejor estado.
Por esa misma razón, las incrustaciones dentales se han erigido como una de las técnicas y tratamientos más útiles y utilizados en el campo de la odontología. Totalmente eficaces para la reparación de las piezas dentales que se encuentran en mal estado o dañadas por patógenos, como las caries. Gracias a las incrustaciones, es posible conservar la pieza sin tener que recurrir a las prótesis. Estas restauraciones se utilizan para reparar caries de gran calado, cubrir fracturas, grietas y fisuras y evitar así, el desprendimiento de fragmentos del diente. Además, constituyen una solución eficaz a largo plazo, no es necesario recurrir a mantenimientos específicos para evitar daños, ni suelen caerse una vez colocadas si el procedimiento se realiza adecuadamente.
El tratamiento está indicado para todos aquellos que quieren recuperar o mantener en buen estado la salud de sus dientes, sin tener que recurrir a la extracción de la piezas y su posterior colocación de coronas. Esta solución, mucho más invasiva puede evitarse fácilmente mediante las incrustaciones dentales que, no requieren un tallado dental previo, resultando una técnica tan eficaz como respetuosa con el diente original.
Normalmente, el tratamiento se realiza en las piezas de la parte posterior de la boca, es decir, molares y premolares, por ser las que mayormente presentan caries y diferentes tipos de fisuras o problemas.
Un procedimiento sencillo, aunque laborioso
Realmente, se trata de un procedimiento rápido, sencillo e indoloro. Las restauraciones se llevan a cabo en dos visitas al dentista y se realizan de forma personalizada. Durante la primera visita, el profesional evaluará la situación y acondicionará el diente a tratar, para ello, tomará medidas exactas de la pieza dental. Esos datos serán enviados al laboratorio donde se fabricará la incrustación a medida del paciente.
Durante la segunda visita, el odontólogo, comprobará que la incrustación ajusta en la pieza original del paciente y si encaja correctamente, se coloca en la pieza dañada. El resultado es una apariencia normal de la pieza, pues se reconstruye de acuerdo con su forma original.
Los materiales que se utilizan para elaborar las incrustaciones son de gran resistencia y cuentan con propiedades estéticas que semejan al esmalte original del diente. La resina y la porcelana, suelen ser los materiales de elección y los resultados son excelentes. Dejando una apariencia muy natural en la dentadura, gracias a los materiales de relleno que se utilizan en la actualidad. Debido a estos materiales, se consigue igualar la apariencia del esmalte natural de cada paciente y procurando que las piezas recuperen su funcionalidad total.
Para comprobar la sencillez del tratamiento vamos a enumerar los pasos a seguir:
- En primer lugar, se realiza un estudio personalizado de cada caso. Tras este estudio, los profesionales determinan cual es el tratamiento indicado y el tipo de incrustación o restauración necesarios.
- En segundo lugar, se hace una preparación previa del diente a tratar. Antes de colocar la incrustación, es necesario acondicionar la pieza dañada para que posteriormente, pueda ajustarse la incrustación adecuadamente.
- Una vez se ha acondicionado el diente a tratar, el dentista realizará las pruebas y tomará las medidas de la boca para hacer unos moldes que se utilizarán para fabricar la incrustación a medida.
- En cuarto lugar, se procede a colocar la incrustación en la pieza. Para que se adhiera adecuadamente, se utiliza un cemento especial biocompatible que permitirá que la incrustación se adhiera y el diente pueda funcionar con normalidad.
- No hay que olvidar que, tras realizar el tratamiento de incrustación dental, hay que acudir al dentista para que haga una revisión de forma periódica y compruebe que la restauración sigue en perfecto estado.
- Por último, como en todo lo que respecta a la salud dental, mantener una buena higiene dental diaria a parte de acudir al higienista a que realice una limpieza profesional anualmente.
Casos que requieren de una incrustación dental
Como ya hemos comentado, este tipo de tratamiento se realiza en pacientes que han sufrido o sufren algún deterioro en los molares o premolares. Cuando debido a la afección, se pierde parte de la estructura del diente, lo más adecuado, es recurrir a este tratamiento para su reparación.
Cabe señalar que este tratamiento esta indicado tanto para pacientes que tengan practicada una endodoncia en la pieza afectada como los que no. En algunas ocasiones, un diente que ha pasado por una endodoncia se deteriora y es necesario restaurarlo igual que uno que ha sufrido una caries.
En cualquier caso, una pieza dental puede llegar a perder parte de su estructura, debido fundamentalmente a una de las siguientes causas:
- Presencia de caries, lo más habitual. Cuando una caries no se trata a tiempo, las bacterias provocan una destrucción del tejido dentario que habrá que reparar con posterioridad. En este caso, una incrustación es la medida perfecta para conservar el diente tras haber eliminado la caries.
- Existencia de una maloclusión o algún problema bucodental. Cuando una persona no muerde de forma adecuada o aprieta los dientes con mucha fuerza (como es el caso del bruxismo), las piezas dentales se van desgastando. En ocasiones, el desgaste produce grietas, fisuras y las consiguientes roturas de la pieza. Las incrustaciones ayudan a reparar la zona desgastada de forma fácil y eficaz, además con una técnica nada invasiva o agresiva con el resto de la pieza.
Los tratamientos consistentes en incrustaciones dentales, no solo son sencillos, rápidos y actos para todos los bolsillos. Además, son tratamientos que pueden durar décadas y están pensados para dar buenos resultados a largo plazo. Muchas personas, mantienen sus incrustaciones de por vida sin que surja ningún tipo de problema asociado o se deterioren. Para ello, como ya hemos señalado, hay que seguir manteniendo una buena higiene dental, acudir a las revisiones con el dentista y hacerse la limpieza profesional de forma anual.
Son raras las ocasiones en las que las incrustaciones se caen y cuando se da dicha circunstancia, suele deberse a una mala colocación o defecto del pegado, algo que tiene fácil solución. En caso de que ocurra, el tratamiento puede repetirse nuevamente sin ningún problema y la incrustación no tiene porque caerse nuevamente.
Algunos se estarán preguntando si no es mejor recurrir directamente a la corona. Según los profesionales, depende. Como todos los tratamientos, cada uno tiene su finalidad y cada paciente es un mundo. Tanto incrustaciones como coronas son tratamientos que ayudan a mantener la dentición completa. Sin embargo, cada uno de ellos, esta pensado e indicado para situaciones y casos diferentes.
Una incrustación esta indicada para los casos en los que la pieza dental, ha sufrido una perdida moderada en su estructura. Se puede recomponer con facilidad ofreciendo excelentes resultados. Sin embargo, cuando el daño es muy grande, es tan necesario como inevitable, recurrir a una corona que protegerá lo que quede de la pieza dental. En este caso, se trata de cubrir toda la pieza para evitar mayor deterioro.