Es curioso comprobar la gran falta de educación alimentaria que hay en nuestro país. El movimiento “realfooding”, cuyo mayor exponente dentro de nuestras fronteras es el nutricionista Carlos Ríos, está consiguiendo lo que yo pensé que era una quimera en nuestra sociedad: que gente joven tenga una dieta equilibrada y se cuide tanto física como mentalmente. Sin embargo, como en todo, han aparecido problemas del tipo obsesivo, llegando a multiplicarse las personas que necesitan ayuda psicológica para superar una especie de adicción al deporte y la vida sana: porque sí, se puede ser adicto a la vida sana.
Este tipo de personas, que tienen una enfermedad llamada ortorexia, se ven obligadas a seguir una dieta que excluye la carne, las grasas, los alimentos cultivados con pesticidas o herbicidas y las sustancias artificiales (por no hablar de los procesaros y ultraprocesados). Es como quien se obsesiona con cualquier otra cosa y deja a un lado su vida para encomendarse en cuerpo y alma a aquello que le obsesiona, simplemente en este caso es la comida “demasiado sana”.
Así que, cuando hablamos de llevar una dieta sana y equilibrada encontramos a quienes lo hacen bien, quienes se obsesionan, quienes creen hacerlo bien pero no lo hacen, y quienes directamente aseguran no poder hacerlo, bien por tiempo o bien porque, según ellos, este tipo de comida es siempre igual de aburrida e insípida. Y a estos últimos es a quienes quiero dirigirme yo hoy.
Desmontando mitos
Para empezar, llevar una dieta sana y equilibrada no significa tener que renunciar a ningún tipo de alimento o nutriente. Por ejemplo, ¿quién dice que en una dieta equilibrada no se pueden comer grasas? Nuestro cuerpo necesita las grasas y si no las comemos es posible que las echemos de menos hasta el punto de que nuestro organismo se vea afectado. Ahora bien, cuando hablamos de llevar una dieta equilibrada y comer grasas no nos referimos al bollo con chocolate de la panadería, ni a la grasa bien asada de un buen bistec a la plancha, hablamos más bien de grasas saludables, como la que contiene el aguacate, el aceite de oliva virgen extra, pescados grasos como el salmón, los frutos secos o los huevos.
En las dietas equilibradas se come de todo, desde carbohidratos o proteínas pasando por grasas, fibra, vitaminas, aminoácidos, etc… lo único que necesitamos es no privarnos de ningún grupo de nutrientes, comerlos todos a lo largo de la semana de forma variada y, por supuesto, en una medida óptima.
¿Pero qué es lo que ocurre? Pues que muchos de nosotros empezamos una buena dieta equilibrada con un único objetivo, perder peso, y pensamos que para ello hay que ir a lo básico: comer de todo sí, pero con pocos carbohidratos y nada de aceite. Esta errónea idea conlleva que la mayoría de personas a dieta acaben comiendo y cenando pescado al horno o carne a la plancha, siempre acompañado de una ensalada o algo de verdura (que también será asaca o hervida), y al final todo el mundo empieza a creer que llevar una dieta sana y equilibrada es aburrido e insípido.
Para empezar, cualquier persona que quiera comer bien y hacer unos platos exquisitos tiene que hacerse con un buen cajón de especias, en Herbodiet podéis comprar especias online de todo tipo a buen precio, yo siempre las compro ahí, pero también podéis echar un ojo en mercados y otras tiendas especializadas. No os recomiendo las típicas especias de grandes superficies, tipo Mercadona o Carrefour, porque la mayoría de ellas llevan de todo además de la especie en sí, algo que no es muy normal teniendo en cuenta que este tipo de producto debería llevar como único ingrediente la especie machacada y poco más.
¿Y qué platos podemos hacer, saludables, sabrosos y que no engorden mucho? Pues en realidad hay miles y miles de posiblidades. Os dejo algunas ideas de “El Español”:
- Pimientos rellenos de quinoa
- Huevos revueltos
- Salmón a la plancha, a la naranja
- Pollo a la plancha con arroz de verduras al pimentón
- Gambones con ensalada thai y crema de verduras
- Ternera a la plancha con sala de soja y ensalada
- Tortillas rellenas
- Huevos a la plancha con tomate y verduras al vapor
- Arroz blanco con salsa de yogur y ajo negro
- Sushi casero
- Calamares en su tinta
- Calamar al limón
- Pescado papillote
- Sopa de miso
- Pasta con pavo y verduras frescas
Y pensad que cualquier plato puede cambiar de sabor solo con un toque aquí y otro allá.