El origen de las pastas de té

En las pastelerías de España podemos encontrar las pastas de té. Son galletas elaboradas a base de mantequilla, huevos, azúcar, harina y sal.

Son ideales para acompañar el desayuno, café o té de media tarde.  Las pastas de té se remonta al siglo XII en Gran Bretaña, donde las clases sociales las tomaban para acompañar su té.

El té fue introducido en Reino Unido en el año 1650 por la portuguesa Catalina de Braganza, esposa del rey Carlos II de Inglaterra. Una tarde la duquesa de Bedfor, pidió que le sirvieran una taza de té con algo de comer.

A la duquesa le encantó esta bebida y empezó a reunir a sus amigas para tomar una taza té, acompañando la bebida de pasteles como pastas, bizcochos y tartas.

Con el paso de los años se popularizó también entre la clase media. En los cómics de Asterix y Obelix muestran de forma satírica cómo los ingleses abandonan una batalla para irse a tomar el té.

«En Reino Unido se consumen 60,000 millones de tazas anualmente, según reporta la Organización de Té e Infusiones. Eso representa un promedio de 900 tazas por cada ciudadano. La antropóloga Kate Fox, después de varias investigaciones, pudo concluir que el té negro, de sabor más fuerte, es consumido por las clase trabajadora o baja. La bebida se hace más suave a medida que el consumidor se encuentra en escalas sociales más altas», informan desde National Geographic.

Los profesionales de La Oruga Azul, expertos en té y en estas pastas, explican que estas galletas también pueden llevar ingredientes extras como frutos secos, chocolate, coco rallado, fruta confitada, etc.

En las pastelerías encontrarás una gran variedad de formas y sabores. Pero por lo general hay tres tipos: duras, blandas y especiales.

Las pastas duras llevan más ingredientes secos que líquidos. La masa se amasa y después reposa en la nevera para que endurezcan. Se estira con un rodillo y se añade un poco de harina para que no se pegue.

Necesitan más tiempo de horneado, su textura es más compacta y no se nota tanto la mantequilla.

Las pastas de té blandas llevan más líquidos que ingredientes secos. No es recomendable amasar y meter en nevera. Lo mejor es amasar, escudillar con una manga pastelera y hornear.

Son más fáciles de hacer, se hornean menos que las primeras. Tienes que controlar el tiempo de horneado, porque sino te pueden quedar duras.

Las pastas especiales son galletas de hojaldre o merengue. Son las más complicadas de hacer, ya que se forman después de hornear en caliente.

A lo largo de la historia, la masa de las pastas de té han ido cambiando, pero en la actualidad llevan muy pocos ingredientes. Estos son:

Mantequilla

Es importante utilizar la mantequilla en su estado natural, es decir, temperatura ambiente. Porque si está fría no conseguirás que se integren los ingredientes.

Debes usar mantequilla y no margarina, pero en algunos casos se sustituye la mantequilla por manteca de cerdo.

Huevos

Es aconsejable utilizar huevos frescos o pasteurizados. Te aconsejamos que no estén fríos, porque sino no se integra con la mantequilla y hace que esta se enfríe.

Harina

Es mejor utilizar una harina especial para postres, pero debes tamizarla con un colador, para conseguir una textura más suave.
No es aconsejable echarla de golpe sino poco a poco para que se vaya mezclando bien.

Sal

Los expertos explican que la sal resalta el sabor de la mantequilla. Pero se utiliza en muy poca cantidad, es decir, media cucharadita.

En España están de moda las panaderías que venden pasteles de estilo americano. También puedes disfrutar de una taza de té con un cupcake de chocolate, limón o naranja.

Se trata de un pequeño pastel cuyo aspecto es muy similar a la magdalena, decorado con una crema. Pero, no es una magdalena, ya que su textura es mucho más jugosa.

Aparecieron en Estados Unidos en el siglo XIX, en ese momento se usaba una taza para medir el volumen de las elaboraciones, por eso su traducción es ‘pastel de taza’.

«Al parecer fue Carrie Bradshaw, la protagonista de la serie, quien difundió este pequeño antojo. Desde que se la vio devorando un cupcake en el famoso Magnolia Bakery para remediar el mal de amores -algo que hacía en la mayoría de capítulos-, las pastelerías que vendían estos dulces se incrementaron de golpe y hasta comenzaron a aparecer establecimientos únicamente especializados en preparar las variedades más llamativas de este postre», informa La Vanguardia.

Los cupcakes se hornean sobre unas cápsulas de papel. Pueden ser rellenados con la ayuda de un descorazonador de manzanas.

El frosting es la parte más vistosa del cupcake. Por encima suelen llevar frosting de buttercream, ganache de chocolate, buttercream o crema de mantequilla, cream chesse o queso crema, nata, etc.

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