Una buena rutina de cepillado no solo incluye aplicar una pasta de dientes adecuada, y usar colutorios e hilo dental, sino que también debemos preocuparnos por limpiar nuestra lengua de la forma correcta.
Y es que aunque no prestemos la debida atención a este punto, la lengua es la parte del cuerpo que más bacterias acumula y por lo tanto, es esencial saber cómo limpiarla.
Para ayudarte, hablamos con los especialistas en salud bucal de la clínica dental Smile Me, quienes nos compartieron una serie de consejos que te aseguran una limpieza bucal completa.
La importancia de limpiar bien la lengua
Como mencionamos anteriormente, la lengua es un músculo que desempeña un papel fundamental en la cavidad bucal, ya que realiza funciones en la masticación, la deglución, el habla y el sentido del gusto.
Sin embargo, cuando analizamos su anatomía, podemos ver que el dorso no es liso, sino que cuenta con una superficie irregular formada por diferentes surcos. Estos huecos son el lugar perfecto para que se acumulen los restos de alimentos que no se han eliminado eficazmente con el cepillo.
Así, todos estos residuos que no se retiran provocan el desarrollo de bacterias y la posterior aparición de la halitosis o mal aliento.
Y no solo esto, sino que la proliferación de agentes bacterianos favorece la aparición de otros problemas bucodentales, como las caries dentales o las enfermedades periodontales-gingivitis y periodontitis-.
Es por estas razones que es tan importante seguir una rutina de cepillado para nuestra lengua.
¿Cómo limpiarse correctamente la lengua?
Para una correcta higiene bucal, es esencial eliminar diariamente la capa de bacterias y los restos de alimentos que pueden quedar acumulados sobre la lengua, ya que de este modo se evita la proliferación de bacterias productoras de gases malolientes llamados compuestos volátiles de sulfuro (CVS).
Con el fin de lavar la lengua adecuadamente, los dentistas recomiendan incorporar un elemento extra a las rutinas de higiene: el limpiador o raspador lingual. Este elimina el recubrimiento lingual, pudiendo llegar hasta la parte más posterior de la boca, lugar donde se acumulan la mayoría de las bacterias.
Y es que al igual que el hilo dental o los cepillos interdentales, los raspadores contribuyen a la profilaxis de los dientes y encías, ya que han sido diseñados específicamente para el área de la lengua. De hecho, representa la forma ideal para limpiar las bacterias que podrían estarse escondiendo en las rugosidades del dorso lingual.
Puedes conseguir este limpiador lingual en farmacias, en casi cualquier supermercado o a través de una compra por Internet.
Por otra parte, su forma de uso es muy sencilla, solo tienes que seguir estos simples pasos:
- Como su propio nombre indica, debes raspar la lengua suavemente mediante unos movimientos de dentro hacia afuera, es decir, desde la zona más profunda de la lengua hasta la punta.
- Con el fin de asegurarte de estar limpiando todas las partes de la lengua, repite esta acción varias veces, tanto en la superficie como en el dorso.
- Finalmente, luego de cada pasada debes enjuagar el raspador con el agua.
Ahora, si estás pensando si realmente necesitas un raspador o si te compensa tenerlo en casa, existen otras opciones. Y es que puedes encontrar algunos cepillos de dientes que ya traen incorporado el raspador lingual, por lo que no tendrás que preocuparte por conseguir uno individual.
De hecho, los últimos modelos de cepillos eléctricos incluyen en casi todos los modelos un cabezal que funciona como este instrumento.
Así, estas pueden ser dos alternativas aptas en caso de no contar con un raspador lingual.
Lo que no es recomendable es emplear las cerdas de un cepillo tradicional para este fin. Esto porque además de no contar con la cara específica que hemos mencionado, no ofrecen los mismos resultados que los limpiadores linguales, pues dichas cerdas están pensadas para limpiar una superficie dura como la de los dientes y no un músculo más sensible como lo es la lengua.
¿Cómo sé si mi lengua está libre de bacterias?
Ya sea que quieras comprobar que tal está el aseo de tu lengua antes de comenzar con una rutina de limpieza o que quieras comprobar que lo que estás haciendo está funcionando, debes aprender a identificar cuándo no se tiene una higiene adecuada.
Para saberlo, tan solo tienes que colocarte frente al espejo, sacar la lengua y observar su aspecto. Lo normal es que la lengua presente su color rosado natural. Si por el contrario cuando sacas la lengua notas una capa blanquecina o amarillenta que cubre parte de su dorso, significa que no está limpia. Y es que en la mayoría de ocasiones, una lengua blanca es sinónimo de falta de higiene, acumulación de bacterias y el origen del tan detestado mal aliento.